Mi deseo: ¡Transmitir a la gente mi amor por los viajes!
Francia (Moselle) – Anaïs no es una fotógrafa profesional, le encanta viajar y lo que más le gusta es regresar cada vez con una pequeña foto de género animal de sus expediciones (se lo hizo un reto personal). Cuando está libre, sin tiempo que perder, ella salta en un avión, coge un trén o viaja miles de kilómetros en coche para apagar su sed de descubrimiento. Por seguro, es un privilegio pero siempre se ha encontrado las herramientas adecuadas.
Su primer experiencia: Indonesia
Su primer viaje cuando era estudiante lo había financiado gracias a un trabajo de verano. Desde Jakarta, se había dado como objetivo de apuntar al corazón histórico de la isla, Jogjakarta, y de rendirse al famoso templo budista de Borobudur, déclarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Por allá, encantada por tal expedición, se encontró con una lagartija dorada de las más sorprendentes, y la inmortalizó. Así empezó este tipo de vocación de sacar una foto de animales o insectos viviendo en los lugares de sus visitas.
Un pez chino bien extraño
De su tiempo en China, más concretamente en Pekín, el dia anterior a su partida, sacó por ejemplo una fotografia de un pez bien particular descubrido en la parte de atrás de un pequeño negocio de té, ubicado bastante cerca del barrio de Dongzhimen. Para ella, la fotografia no tiene que estar siempre perfecta sino primero de capturar el estado del momento. Y la pequeña camera del teléfono movil a veces se ve mucho más interesante ya que revela el reto de discreción que precede a la foto. No importa la calidad, sino la maneja de conseguirla.
Suiza, el país del chocolate, pero no sólo
Sin embargo, no es necesario viajar hasta el otro lado del mundo para hacer grandes descubrimientos. De tránsito en la capital helvética, para visitar a un amigo viejo, hizo un descubrimiento un poco menos exótico pero todavía emocionante, este atractivo caracol.
Cuando los viajes se están agotando …
Anaïs da libre curso a su imaginación y fabrica por sí-misma sus animales extraordinarios (como este pajarito raro), porque la evasión no sólo es cuestión de la naturaleza física pero bien del cuidado que uno se encariña por soñar.
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